Mi corazón latía cada vez más deprisa y estaba segura de que él podía notarlo, tenía miedo, o eso creía; no sabría definirlo bien, solo quería que se apartase de mí.
-Apártate de mí Harry; suéltame.
Intentaba desprenderme de sus enormes manos, pero era imposible cuanto más forzaba más daño me hacía. Él seguía impasible, solo se dedicaba a mirarme sin hablar, estaba de lo más tranquilo, o aparentemente así lo parecía.
-¡HARRY! -le grité intentando sacarle de su ensimismamiento o el estado en el que fuese que estaba.
Harry agitó la cabeza e instantaneamente apartó sus manos de mis muñecas, pero aún seguí a sobre mí.
-Yo... perdón, no quería hacerte daño es solo que...
-¡IDIOTA! -volví a golpearle esta vez con más fuerza, pero él no se movía tan solo recibía mis golpes una y otra vez.
Se apartó de mí levantándose del suelo y se metió en la cocina sin decir nada más.
Yo me levanté como pude y rocé cada una de mis muñecas, me había hecho daño, estaban completamente roja, estaba segura de que eso dejaría moratón, ¿por qué tenía que ser tan bruto y meterse donde no le llaman? Lo cierto es que ahora me sentía mal, le había golpeado con fuerza, ¿y si le había hecho daño? Eso no debería importarme, él me lo había hecho a mí.
Busqué mi móvil por el suelo de madera, pero ni rastro de él, ese idiota seguía teniéndolo. Enfurecida entré a la cocina en busca de Harry, quería mi móvil y lo quería ahora, seguramente ya habría leído el mensaje de Zayn.
-¡TÚ! -volví a gritarle. -Devuélveme mi móvil.
-Bueno ya está bien de vocearme (Tn__), ¿quién te crees? -tiró mi móvil contra el suelo y se aproximó a mí con un ritmo rápido, dejándome arrinconada contra la encimera plateada de aquella cocina.
El estómago se me hizo un nudo de nuevo, juraría que hasta tenía ganas de vomitar de los nervios que me provocaba tenerlo cerca.
-¡No! No está bien Harry Styles, ¿quién te crees para meterte en mis cosas? No sé si siempre estarás acostumbrado a ser el gallo del corral, pero conmigo las cosas no son así. -mi voz era un grito, un grito de desesperación.
-No me meto en tus cosas y tú deja de hacerte la dura, sé que te pones nerviosa cuando me tienes cerca.
-No... No es cierto. Otro machito más. Lo que me faltaba, déjame.
¿Cómo podía notar como me sentía al tenerlo cerca?¿Tanto se me notaba? No, seguramente lo decía por hacerse el hombretón. Lo odiaba, lo odiaba con todas mis fuerzas.
Harry se acercó más a mí, podía notarlo contra mi piel; esta vez su respiración estaba agitada al igual que la mía. Agarró ambos lados de mi cara y acercó sus labios a los míos. Sus labios eran cálidos, me hacían querer más, pero yo seguía en shock,¿me estaba besando? Pasó su lengua por mis labios intentando que yo le diese cabida a mi boca, pero yo seguía sin responder. Cogió mis caderas y me apretó contra él, el tacto de sus manos en mi piel era desconcertante, pero me gustaba. Emití un pequeño gemido al sentirlo cerca de mí y el aprovechó para introducir su lengua en mi boca; ya no sabía si quería resistirme más o no, pero no lo hice, simplemente cogí su pelo con mis manos enrollándolo en ellas. Él beso se intensificaba, él me buscaba con desesperación y parecía ser que yo a él también. Me levantó del suelo y me posó sobre la encimera, metiéndose entre mis piernas. Soltó sus manos de mis caderas y las pasó por debajo de mi sudadera llegando a tocarme por encima de mi ombligo, acariciando mi tatuaje con delicadeza; eso me hacía estremecer, tenía que pararlo, antes de que fuese demasiado tarde. ¿Qué estaba haciendo? Yo le odiaba y odiaba a los hombres en general, ¿cómo podía estar besando a alguien así?
Le aparté de mí de un empujón y salí corriendo de la cocina, quería huir de esa casa, quería reprender toda mi rabia sola, sin que él me viese, debía odiarlo, tenía que odiarlo, no podía desear a alguien tan rastrero como él. Era tan cambiante... Esta semana habíamos estado tan bien, era tan normal, solo un rebelde más como yo.
Subí lo más rápido que pude las escaleras para poder llegar a la planta de arriba, y me metí en la primera habitación que vi. Cerré la puerta tras de mí echando el cerrojo, no quería que entrase Harry.
Di la luz, y observé la habitación detenidamente, había una estanteria con un montón de películas y otra con pequeñas figuritas y con un pequeño cofre. Me acerqué a estanteria donde estaban las figuritas y cogí el cofre. Era un cofre de color madera, sin mucho detalle. Lo abrí con cuidado y saqué un montón de papeles y fotos.
En una de las fotos aparecían dos niños pequeños, un niño de pelomedio y ojos verdes que sin duda alguna era Harry, sus hoyuelos y sus ojos lo delataban y una niña de pelo castaño liso y ojos marrones que tenía la misma sonrisa que Harry, así que deduje que era su hermana, tras ellos estaba una mujer morena de ojos verdes al igual que Harry, supuse que era su madre. Los tres estaban tan felices en esa foto; sonrisas iluminaban sus caras, nada que ver con el Harry de ahora; me partía el corazón ver que Harry ya no conservaba esa sonrisa, parecía tan feliz en aquella foto...
Dejé esa foto y saqué otra en la que salía Harry cogido en brazos de un hombre trajeado, pero no podía ver su cara, la foto estaba totalmente arañada por esa parte, seguramente ese era el señor Styles y Harry habría hecho eso con la foto. Me apenaba ver esa relación entre su familia y él, la verdad es que él no recibía cariño por ningún lado y a veces lograba a entender que reaccionase tan bruscamente. Puse esa foto encima de la anterior y saqué una nota muy deteriorada y quemada por dos de sus extremos, la nota era legible decía: "Me las vas a pagar muy caro Styles. DS." Esa nota me hizo estremecer, ¿en qué demonios estaba metido Harry?
La puerta sonó y yo me sobresalté, guardé todo corriendo en el cofre.
-Fiore, soy yo, por favor abre, te debo una disculpa.
Respiré profundo, su tono había cambiado, era casi un susurro.
-No quiero escucharte Harry, has sido un completo tocapelotas.
-Estás en mi habitación y necesito entrar, no puedes quedarte ahí encerrada toda la noche.
Llevaba razón, esta era su casa y yo no podía hacer lo que se me viniese en gana, aunque eso tampoco le daba derecho a él a hacer conmigo lo que quisiera. Me armé de valor y tras dejar el cofre en su sitio, me dirigí a la puerta, giré el pestillo y abrí alejándome para dejarle pasar.
Harry entró lentamente y se sentó en la cama, fijando su vista en el suelo.
-Ven, siéntate.
-No. Estoy bien de pie.
-Siéntate.
Ya me había dado esa orden dos veces en un mismo día, odiaba que mandase en mí de esa forma, pero me senté en el otro extremo de la cama, solo para no oír su molesta voz rugir de nuevo.
-¿Qué quieres?
-Te debo una disculpa, yo... Sé que no debí besarte, pero lo necesitaba, no sé que pasaba por mi cabeza; siempre he hecho eso con las mujeres con las que he estado y no he tenido problemas y te he tratado como otra más.
¿Con cuantas chicas habría estado? Esa pregunta vagaba por mi mente, seguramente tendría una chica en su cama cada noche, típico de un tío como él y de todos los rebeldes que conzoco, exceptuando Niall.
-(Tn__), ¿me estás escuchando? -preguntó ronpiendo mi ensimismamiento.
-Sí, no te preocupes, no pasa nada, está bien. Pero yo no soy como las demás, es más ni siquiera me agradas Harry.
Hizo una mueca de disgusto, eso pareció crearle una úlcera o algo así, a juzgar por su cara. Estaba siendo dura, pero, ¿y qué? era mi forma de ser, le gustase o no.
-Entonces debiste haberte resistido a ese beso.
-Y lo hice, te aparté.
-Pero al cabo de un rato.
-¿Vienes a cabrearme otra vez? Mira Harry, yo no soy una de esas tías que te tiras cada noche, siento si no es de tu agrado, pero no toda mujer ha de estar interesada en ti. -dije volviendo a rozar mis muñecas, las tenía rojas todavía y me dolían.
-Te hice daño.-dijo mirando mis manos y se levantó de un golpe, se dirigió a la estanteria y comenzó a tirar cosas contra el suelo.
-Harry para. -pero me ignoraba. -¡PARA TE DIGO!
Harry se detuvo y lo oí maldecir por lo bajo.
-Estoy bien, no hace falta que te pongas así, además yo también te tuve que hacer daño.
Harry soltó una carcajada.
-¿Qué es tan gracioso?
-Lo de que me has hecho daño, fiore. Ni siquiera un poquito.
La manera en la que Harry pronunciaba "Fiore" hacía que la electricidad comenzara a circular por mi cuerpo, su voz era muy ruda, pero cuando decía esa palabra su tono cambiaba.
-Eres un gilipollas, la próxima vez no dudaré en hacértelo.
Harry sonrió, le gustaba joderme estaba claro; y a mí eso me enervaba.
-Ahora si me disculpas quiero dormir, si me tengo que quedar aquí esta noche me gustaría dormir, mañana madrugo.
Harry abrió los ojos como platos y después asintió.
-Hay una habitación libre, puedes dormir ahí.
De nuevo estaba irascible, su humor había cambiado y el mío no era mucho mejor.
Abrió la puerta de su armario empotrado y sacó una camiseta vieja de "Los Ramones".
-Toma, puedes ponerte esto para dormir. -cogí la camiseta que me había lanzado y la observé, sí definitivamente era lo bastante larga como para ejercer como camisón.
-Gracias.
Harry no dijo nada más y salió de la habitación, yo lo seguí en silencio por el pasillo y cuando llegó a la puerta del final la abrió y se quedó parado en la puerta.
-Aquí puedes pasar la noche. Buenas noches (Tn__).
-Gracias de nuevo.
Él se alejó por el pasillo y yo me adentré en la habitación.
Era una habitación de color blanco entera, en ella solo había una cama y un pequeño escritorio, frente a la cama, un gran ventanal que dejaba ver bastante terrirtorio de calzada. Era muy bonito, me encantaban los ventanales y sentir el sol en la habitación por las mañanas.
Sin más dilaciones me quité mis botas y los leggins, tras ellos mi sudadera y mi sujetador. Cogí la camiseta que Harry me había prestado y la dejé caer por mi cuerpo cubriéndome hasta mitad del muslo. Olía realmente bien, a decir verdad olía a "el león mal domado."
Me metí en la cama y y cogí el pequeño depertador que había en el escritorio poniéndolo en hora para despertarme mañana, ya era más de la una y en unas 5 horas tendría que levantarme.
Me acordé de mi móvil, seguramente seguriría hecho añicos en el suelo de la cocina, ahora tendría que comprar otro por su jodida culpa, era tan impulsivo... Y ese beso... No sabría que decir de él, pero juraría que me gustó. Pasé la yema de mi dedo índice por mis labios y sonreí al recordar sus labios. No, yo no me iba a enamorar, nunca lo haría, me prometí a mí misma no hacerlo, pero ahora me hacía la misma pregunta que Harry me hizo en su momento: ¿Qué estaba haciendo conmigo?